Loros
Dentro del fabuloso mundo de las aves hay cientos de especies, pero no todas se pueden tener en casa. No obstante, una de las más queridos por los amantes del cuidado de aves es el loro, un perfecto animal de compañía.
Índice del artículo
- 1 Tipos de loros y papagallos
- 2 ¿Qué es un loro? 🐦
- 3 La esperanza de vida de un loro, ¿cuánto es?
- 4 El loro como mascota, ¿es buena?
- 5 Hembra o macho, ¿cómo saberlo?
- 6 Elegir el lugar adecuado para su jaula
- 7 Eligiendo una jaula, ¿qué hay que saber?
- 8 Limpiando la jaula, ¿qué productos usar?
- 9 Ser amigo del loro, ¿qué hay que hacer?
- 10 Sacando al loro de la jaula, ¿es peligroso?
- 11 ¿Qué enfermedades puede tener un loro?
- 12 Alimentando al loro, ¿qué hay que darle?
- 13 Ayudándolo a criar, ¿cómo hacerlo?
- 14 Enseñando a hablar al loro, ¿qué hay que decirle?
Tipos de loros y papagallos
Zorzal de Heine
Carrier
Ganga namaqua
Barmacia cariblanca
Tecolote occidental
Talégalo de Geelvink
Papagayo australiano
Papagayo moluqueño
Catey
Amazona de San Vicente
Amazona Imperialis
Amazona cubana
¿Qué es un loro? 🐦
Antiguamente todos los tipos de loros se agrupaban en una sola familia, conocida como Psittacidae, pero debido a las enormes variantes que han ido surgiendo con el paso de los años y las subfamilias, poco a poco el nombre de psittacoidea acabó dejándose para el loro común. Estos se encuentran repartidos por los diferentes continentes, cada uno con una característica que los hace únicos.
Por norma general los loros miden entre 30 y 40 centímetros, tienen un pico curvado con una mandíbula inferior con cierta movilidad y una gran capacidad craneal, lo que lo convierte en una de las aves más inteligentes junto con lo agapornis. Son muy buenas voladores y se pueden agarrar a las ramas de los árboles y trepar por ellas con gran destreza gracias a las garras de sus patas.
La intensa coloración de la pluma es otra de las características del loro. Por norma general el color predominante suele ser el verde, pero en algunas especies tienen otras tonalidades como el azul, el rojo o el amarillo. La mayoría de especies son monógamas, andando en cavidades de árboles o como en túneles escavados.
Algunas especies pueden imitar una gran cantidad de sonidos, incluyendo la voz humana, lo que ha hecho que se ganen una gran fama entre los amantes de las aves.
La esperanza de vida de un loro, ¿cuánto es?
Frente a otras aves que viven en cautividad, lo cierto es que los loros son animales que resultan ser bastante longevos. Aunque la esperanza de vida depende de la especie de loro que sea.
Por ejemplo, un loro guacamayo puede alcanzar los 100 años de vida si tiene los cuidados necesarios, aunque su esperanza de vida media suele ser los 80 años. Si es una cacatúa, esta suele vivir entre 60 y 20 años, mientras que los loros grises y las amazonas suelen vivir 50 años. En el caso de los conuros la esperanza suele ser de unos 30 años.
Aunque es una esperanza de vida larga, el 70% no llega a la esperanza de vida máxima, debido a la contaminación del ambiente de las ciudades, una mala alimentación o que sufran accidentes al andar sueltos por la casa, como morder un cable, golpearse con el cristal de una ventana…
El loro como mascota, ¿es buena?
Los loros llevan muchos años siendo mascotas de los seres humanos. Pero, a la gran pregunta si es mejor un loro que cualquier otro animal, la respuesta sería que sí.
Por supuesto los loros tienen su carácter y algunas veces pueden ser muy agresivos en el caso de que lo vean necesarios. Además, pueden desarrollar preferencias hacía algún tipo de personas, lo que puede llevar consigo que desarrolle un problema de comportamiento que le pueda llevar a actuar de una forma u otra con el fin de llamar la atención. En el caso de tener un loro para toda la familia, hay que tener mucho cuidado con que solo muestre cariño con un solo miembro de esta.
También hay que tener en cuenta que un loro no es un animal pensado para niños pequeños, ya que no tienen los suficientes conocimientos y habilidades para cuidar de él. El loro debe estar siempre a cargo de una persona adulta que pueda cubrir sus necesidades.
Hembra o macho, ¿cómo saberlo?
Cuando uno quiere tener un loro en casa, es normal que quiera saber si es macho o hembra, especialmente si está pensando en la cría de loros.
Lo normal es que las hembras sean un poco más agresivas que los loros, por lo que observando el comportamiento de este sería fácil distinguirlos. Pero si esto no es suficiente, se puede observar el tamaño y el color de sus plumas. Cuando son adultos, los machos son de mayor tamaño que la hembra, especialmente la cabeza, en cuánto a los colores, tienen tonos más chillones y vistosos que los de las hembras.
Por supuesto la forma más sencilla sería a través de la pelvis del loro, puesto que las hembras tienen los huesos de la pelvis más separados para así poder poner sus huevos.
Elegir el lugar adecuado para su jaula
Antes de pensar en comprar un loro, primero de todo hay que saber si se tiene un lugar indicado en la casa dónde ubicar su jaula. Muchos dueños novatos cometen un gran error al situar mal la jaula de su loro, razón por la que vive mucho menos tiempo.
Lo primero a tener en cuenta es la altura. La jaula debe estar situada más o menos a la misma altura de los ojos de su dueño. ¿Por qué motivo? En el caso de que la jaula esté demasiado alta, el ave mirará hacía abajo cuando vaya a recibir a su dueño, lo que le hará creer que tiene la voz cantante en el hogar y no tolerará que lo molesten o lo “castiguen” cuando haga algo que no le gusta a su dueño. En cambio, si está por debajo de los ojos, puede entender que él es quien está dominado y tiene que obedecer.
Por este motivo, lo mejor es que se encuentre en un punto similar a la altura de los ojos, para que así se sienta de igual a igual con su nuevo dueño. En el caso de que el loro se muestre muy agresivo o dominante, se puede bajar la jaula para que comprenda que no tiene el control. No obstante, hay que tener cuidado si se tienen otros animales en casa, puesto que es un animal muy asustadizo, por lo que la jaula también debe estar a la altura necesaria a la que no puedan llegar perros o gatos.
La jaula también debe estar situada en un lugar dónde reciba la justa y necesaria luz del sol. No es bueno que le dé directamente, salvo una hora al día como mucho, además debe ser un lugar en el que no reciba fuertes corrientes de aire durante el invierno y que pueda estar tranquilo, lejos de ruidos. Por lo que, lugares como balcones o cocinas quedan totalmente prohibidos. El salón puede ser un buen lugar, sobre todo porque les gusta ver el televisor y pueden aprender alguna palabra viendo los programas.
Además, cuando cogen confianza con la familia, los loros consideran a los seres humanos de la casa su “bandada”, y tiene que estar situado cerca de dónde se realice la gran mayoría de la actividad familiar.
Eligiendo una jaula, ¿qué hay que saber?
Teniendo ya claro que dispones de un buen lugar en el que situar a tu loro, ahora toca comprar la jaula, la cuál es importante que sea lo suficientemente grande para el loro.
En el caso de que se vaya a comprar un loro de pequeño tamaño, bastará con una jaula de 40x37x45 centímetros si va a estar solo y de 60x42x50 centímetros en el caso de que vaya a estar en pareja. Para un loro de tamaño medio, bastará con una jaula de 70x60x80 centímetros y de 100x80x120 centímetros si va a estar acompañado. Por último, para un loro grande, la jaula tiene que ser de 90x80x100 centímetros si va a estar solo y de 120x100x150 centímetros en el caso de elegir dos loros.
En cuánto a su forma, lo mejor es que sea rectangular. Muchos creen que una jaula circular es lo mejor para el loro, pero lo cierto es que no les gusta nada este tipo de jaulas, tampoco las que tienen forma de “casita” porque no se pueden agarrar bien a los barrotes. Los barrotes no deben tener más de 1 – 2 centímetros de separación entre ellos, con el fin de evitar que puedan meter la cabeza entre ellos y se queden atascados.
¿Y qué tiene que tener el loro en su jaula? Aunque muchas jaulas ya vengan equipadas con juguetes, lo mejor es quitarlas todas e instalar unas cuantas ramas frescas de árboles para que puedan morderlas o posarse en ellas. Un par de perchas, que sean de madera, les ayuda a lijarse las uñas, además de tener otros objetos como un juguete de felpa con el que poder arreglarle las plumas, una campana, una cuerda… De vez en cuando habrá que cambiar los juguetes para que el loro no se aburra de estar siempre con el mismo juguete.
Limpiando la jaula, ¿qué productos usar?
Al menos un par de veces a la semana hay que limpiar el suelo de la jaula para retirar las heces y los restos de comida que deje el loro, y tres veces al mes limpiarla a fondo. Sin embargo, ¿qué tipo de productos hay que usar?
- Lejía: Es uno de los desinfectantes más comunes, y de los más eficaces para acabar con todo tipo de virus, hongos y bacterias. Ideal para limpiar el suelo de la jaula en el que caen las heces. Eso si, hay que tener en cuenta que cuando se mezcla con agua su poder desinfectante se reduce hasta 200 veces, por lo que lo mejor es aplicarlo directamente, dejar que la jaula se seque bien durante unas cuántas horas mientras el loro se mueve por la casa.
- Fenoles: Quizás no los utilices mucho, pero los desinfectantes a base de fenol también son muy buenos para acabar con las bacterias. Especialmente son buenos para limpiar las paredes y el suelo de la jaula.
- Amoníaco: Otro producto muy bueno para acabar con virus y bacterias que puedan estar reproduciéndose. Una vez que hayas limpiar bien la jaula es cuando hay que aplicarla y luego retirarla con un poco de agua y dejar secar la jaula a temperatura ambiente, para asegurarte que has acabado con todas las bacterias.
- Formol: Uno de los mejores desinfectantes que existen para limpiar las jaulas de loro. Eso sí, para aplicarlo tiene que hacerse en una habitación bien ventilado, con los loros fuera de la jaula. Una vez limpia la jaula, dejarla secar durante unas dos o tres horas.
Para poder realizar una desinfección correcta, puedes seguir estos sencillos pasos:
- Limpia y quita toda la suciedad de la jaula, acláralo con agua limpia y luego la desinfectas con el desinfectante que hayas elegidos.
- Aplica el desinfectante por toda la jaula, con el fin de dejarla bien limpia de virus y bacterias.
- El loro debe estar fuera de la habitación en la que se esté realizando la limpieza.
- La habitación en la que se limpie tiene que estar bien ventilada y hay que usar guantes de goma para evitar el peligro.
- Una vez pasada unos 15 minutos desde que se aplico el desinfectante, acláralo todo con agua y deja secar a temperatura ambiente antes de volver a guardar al loro en el interior.
Ser amigo del loro, ¿qué hay que hacer?
Una vez que el loro llega al hogar es normal que se sienta un poco intimidado. Se encuentra encerrado en una jaula en una zona que no conoce y al principio pueden parecer muy miedosos, lo que lleva a que sean agresivos.
Así pues, ¿qué se puede hacer para poder establecer vínculos con el loro?
- Desviar la mirada: Cuando a un pájaro se le mira directamente, se siente amenazado. De modo que cuando se va a realizar el primer contacto, hay que desviar la mirada cuando el ave lo esté mirando. Una vez que el ave se quede fijamente mirando a su amo, es cuando hay que mirarlo también directamente.
- Conviértete en una estatua: Hay veces que el loro se queda inmóvil cuando su dueño lo está mirando. En ese caso, hay que ser también una estatua y permanecer quieto, más tiempo que este.
- Pestañear: Los loros no pestañean cuando están asustados. Por eso, el dueño debe enviarle una serie de mensajes para ganarse su confianza. Si cuando se le mira el loro se muestra asustado, hay que pestañear. Si el loro devuelve el pestañeo, es que muestra confianza.
Sacando al loro de la jaula, ¿es peligroso?
Lo cierto es que son muchos los dueños los que crían a sus loros en libertad por la casa, por lo que en realidad no es peligroso. Sin embargo, cuando este lleva tiempo en su jaula, sí que puede haber peligro.
Antes de sacarlo de esta tiene que tener mucha confianza con uno de los miembros de la familia. Junto con el lenguaje corporal, una de las formas de ganarse su confianza es dándole de comer con la mano, como a los agapornis y los periquitos. Puede que al principio muerda, por lo que es recomendable darle de comer con unos guantes. En el caso de que ataque, no hay que retirar la mano, ya que eso le hará sentir que tiene el control. También hay que vigilar mucho, porque es posible que aprenda a salir solo de la jaula.
Una vez que se tenga su confianza, el loro comerá de la mano e incluso se posará sobre el brazo. Conseguido esto, se le puede sacar de la jaula o dejar que sea el mismo quien salga. Al principio, hay que dejarlo suelto por la habitación en la que se encuentra su jaula, con las ventanas cerradas, y así podrá estirar las alas y conocer su entorno. Más adelante se le puede dejar explorar el resto de la casa.
Para que regrese a su jaula se puede usar su comida favorita como cebo y cuando tenga hambre él mismo volverá a su casa. Hay que evitar darle de comer comida fuera de la jaula, porque entonces es posible que no quiera volver a esta.
¿Qué enfermedades puede tener un loro?
Como el resto de animales de compañía, el loro no está exento de padecer alguna enfermedad. Es cierto que si se le cuida bien no tiene porque padecerla, pero nunca hay que bajar la guardia. Las más comunes son:
- Muda anómala del plumaje: Los loros mudan su plumaje, pero no disponen de una temporada específica de hacerlo como otras aves. Lo normal es que las plumas caigan por si solas para dar paso a las nuevas, pero puede que uno se dé cuenta que está arrancándose él mismo las plumas dejando partes de su cuerpo desnudas o con heridas. En el caso de notar este comportamiento, hay que llevarlo cuánto antes al veterinario.
- Muda francesa del plumaje: La muda prancesa es na enfermedad producida por un agente patógeno denominado Polyomavirus. Se transmite de padres a hijos a través de la regurgitación de la comida y a veces conlleva a la muerte del animal. El loro pierde las plumas de las alas y la cola, presenta edemas bajo la piel y distensión abdominal.
- Pulmonía: En el caso de no haber ubicado bien la jaula del loro, y que este a menudo reciba fuertes corrientes de aire, acabará padeciendo pulmonía, lo que le llevará a tener unos ojos legañosos, secreciones nasales y una respiración ruidosa.
- Parásitos: Que el loro este protegido tras unos barrotes no quiere decir que este exento de sufrir el ataque de parásitos, tanto internos como externos. Los externos pueden ser los ácaros del ambiente o incluso piojos, los cuáles causarán inquietos y nerviosismo al animal, con caída de plumas y no parará de rascarse. En este caso hay que desparasitarlos de manera periódica. En el caso de que sean internos, hay que hablar rápidamente con el veterinario para saber que tratamiento seguir.
- Colibacilosis: Es una enfermedad producida por la bacteria Escherichia Coli, la cuál se transmite por contacto directo con un ave que este infectada. Es la principal causa de muerte de estas aves. Entre los diferentes síntomas, el loro estará cansado, abatido, perderá el apetito y estará muy inquieto. El animal enfermo debe estar aislado y mantener una exhaustiva higiene de su jaula, cambiando diariamente el comedero y bebedora, sumado a una serie de antibióticos para combatir la infección.
- Coccidiosis: Esta enfermedad es producida por una infestación de parásitos internos conocidos como coccidios. Estos pueden entrar en el organismo de la mascota a través de la ingesta de agua o comida contaminada. Entre los diferentes síntomas, el loro padecerá diarrea, la cuál puede ser acuosa y estar acompañada de sangre, y se sentirá abatido y cansado.
- Salmonelosis: Esta se origina por la bacteria Salmonela Typhimutium, la cuál entra en el organismo a través de agua o alimentos contaminados. El ave tendrá inflamación, diarrea con muy mal olor y lesiones en varios de sus órganos. Hay que acudir al veterinario rápidamente para que prescriba el tratamiento para su cura.
Alimentando al loro, ¿qué hay que darle?
Por norma general, la dieta ideal de un loro está compuesta por verduras y frutas como componente principal junto con un poco de alimento seco.
Las frutas tienen que dárselas en base al contenido en sacarosa y glucosa. Las que son ricas en sacarosa, como por ejemplo el plátano, el melocotón o el melón, no tienen que comerlas más de dos o tres veces a la semana, especialmente el plátano que también es muy rico en glucosa, siendo muy superior a otros tipos de frutas. También hay que tener mucho cuidado con los mangos, las cerezas y las uvas por su contenido en glucosa. Cuando se le dé fruta, hay que hacerle un pequeño surtido, ya que si se le va dando de pieza en pieza, es posible que acabe aborreciendo alguna.
Las verduras sí que forman gran parte de la dieta de estos animales. Las verduras verdes que pueden comer están las espinacas, el brócoli, la acelga o la escarola. Se le puede dar lechuga, pero no con frecuencia ya que puede producirles diarrea. De optar por raíces, hay que darles zanahoria, ajos tiernos o rabanitos. Otros alimentos que se les puede dar son las flores de alcachofa y la coliflor, tomate o el pimiento rojo.
A pesar de que la fruta y la verdura es muy buena para el ave, esta también tiene que comer alimento seco para que lleve a cabo una dieta ideal. En este caso, hay que optar por un pienso de calidad, según el tamaño y la especie del loro.
Aparte, dándosela en menos cantidades, también se le pueden dar otros alimentos como la pasta, legumbres como el garbanzo o las lentejas, una mezcla de semillas, cereales como el arroz o los copos de avena, tiritas de pollo o de pescado hervido (no muy amenudo), pan integral sin sal, patata hervida, huevo hervido o galletas caseras que no tengan grasa animal.
Como se puede apreciar, un loro come casi de todo. Sin embargo, hay una serie de alimentos que están totalmente prohibidos para estos animales, como los dulces por su alto contenido en azúcar industrial, los alimentos salados, el aguacate (es mortal para el loro), café, perejil, leche (salvo que esté fermentada), o calabaza y patata sin hervir. Todos estos alimentos deben estar fuera del alcance del loro cuando esté fuera de la jaula.
Ayudándolo a criar, ¿cómo hacerlo?
Los loros como tal llevan más de 15.000 años conviviendo con el ser humano, siendo uno de los animales de compañía más antiguos junto con los gatos y los perros. Cuidarlos puede ser fácil, pero, ¿y criarlos? En este caso hay que poner un poco más de empezó para conseguir que se reproduzcan.
En estos casos hay que extremar más sus cuidados, teniendo en cuenta una serie de factores muy importantes. Para empezar, en el momento de la reproducción la hembra y el macho deben estar tranquilos y sentirse seguros, por lo que si tienes una jaula con bastantes aves, lo mejor es que los pases a otro módulo para que nadie los moleste. Además, estos tienen que estar bien alimentados, consiguiendo así que los huevos reciban los nutrientes necesarios.
El nido debe estar situado en un lugar alto. Se puede comprar uno en una tienda especializada o bien darle a los loros el material necesario para que lo puedan fabricar. Una vez lo tengan, la hembra se situará sobre el nido y pueden llegar a poner entre 3 y 6 huevos. Tras una media de 23 días, a veces 25, los polluelos nacen sin poder valerse por si mismo. De modo que hay que facilitarles a los padres todo lo que puedan necesitar para cuidarlos.
Cuando el polluelo tiene mes y medio de vida es cuando abandona el nido, y a partir de los dos meses comienzan a ser más independientes. Cumplida esta edad es cuando hay que separar al loro de sus padres para que empiece a valerse por sí mismo, por lo que es recomendable tener un módulo en la jaula para las crías.
Enseñando a hablar al loro, ¿qué hay que decirle?
El motivo por el que muchos acaban adquiriendo un loro como animal de compañía es porque les hace gracia escucharlo hablar. Y no es para menos, puesto que los loros tienen una gran capacidad para asimilar los sonidos y luego repetirlos. Sin embargo, no es una tarea que sea para nada sencilla.
Para empezar, tienes que saber que los machos son mejores habladores que las hembras, siendo su capacidad de canto y vocalización mejor. Para que aprenda a hablar, tiene que tener un perfecto estado de salud y ser un ejemplar joven.
¿Listo para enseñar a hablar al loro? Pues para ello primero hay que ganarse la confianza. Esto se puede conseguir dándole un lugar en el que poder jugar y que tenga bastantes actividades que hacer, al mismo tiempo que esté en contacto con su dueño. Pero hay que darle paciencia, ya que puede que tarde en entrar un poco en contacto con el dueño. Si intentar sacarlo de la jaula, lo que le ayudará a ganar confianza contigo, es posible que la primera vez intente escaparse, en este caso bajo ningún concepto hay que tratar de capturarlo o chillarle para que vuelva a la jaula. Es mejor dejarlo a su aire, cerrando puertas y ventanas, para que explore el entorno y, cuando se canse, regresará a la jaula.
Ganada su confianza, es el momento de empezar a enseñarle a hablar. Para ello, el mejor momento del día es la mañana o cuando esté anocheciendo. Las primeras palabras que hay que enseñarle son algunas que le sean fáciles de relacionar con una acción, como “que rico” cuando le des una golosina, que diga “te quiero” cuando le acaricies el cuello o “buen día” cuando amanezca. Para ello hay que repetir la palabra junto con la acción para que se le quede grabada a diario, cosa que puede llevar una semana como un mes. Por ejemplo, si quieres que diga “que rico” tras comer, mientras le das su golosina preferida repite “que rico” durante unos 5 – 10 minutos, y así a diario hasta que lo repita.
En el caso de que el loro tenga mucha facilidad de aprendizaje, se le pueden enseñar algunas palabras más complicadas, como el nombre de sus golosinas preferidas o el nombre de alguno de los miembros de la familia. Además, se le puede enseñar a obedecer una orden, como “súbete” para que se pose en la mano o “a dormir” cuando es hora de acostarse para que regrese solo a su jaula.
No parece tan difícil, ¿verdad? Sin embargo, hay muchos loros que nunca aprenden a hablar, aunque si que son capaces de imitar algunos sonidos que oigan a través del televisor, así como el del timbre de la puerta o el del teléfono, incluso el pito de un microondas o el canto de otras aves. En estos casos se les puede enseñar alguna melodía.
Lo más importante para que el loro aprenda es la constancia y no rendirse el primer día. Hay que trabajar un poco con el cada día, dejándole también tiempo para descansar entre lección y lección para que no se sienta estresado.
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